¿Cómo funciona el Maratón?

Durante cuatro semanas, varios edificios y equipaciones municipales de todos los distritos participamos en el Maratón. Durante este periodo, las personas trabajadoras y usuarias hacemos actuaciones para reducir nuestros consumos, los visibilizamos y transmitimos el mensaje que hay que actuar.

Semanalmente hacemos un control de los consumos de agua, electricidad y gas natural para calcular las emisiones de CO2 asociadas, con el objetivo de rebajar los consumos respecto al periodo de referencia.

El ahorro económico asociado se destina a proyectos de lucha contra la emergencia climática. 

La participación individual

Aparte de las actuaciones que hacemos cuando estamos en los edificios y equipaciones municipales, cuando estamos en casa, ya sea en el ámbito del teletrabajo o en el personal, también podemos hacer acciones que contribuyen a reducir nuestra huella de carbono y a luchar contra la emergencia climática:

1. Apagar el wifi por la noche y cuando no haya nadie a casa. El wifi consume menos de una décima parte que la nevera, pero comparado con este electrodoméstico, que nos está dando una utilidad al mantener los alimentos frescos, el wifi consume tanto si hay transmisión de datos como si no. Además, a diferencia otros aparatos electrónicos, el wifi no se pone en stand-by.

2. Leer por pantalla y no imprimir. Según el consumo anual de papel de oficina que se hace en el Ayuntamiento, cada cual de nosotros imprime una media de 5 hojas cada día. Esto supone, teniendo en cuenta todo el ciclo de vida del papel, alrededor de 450 g CO2 por persona durante las 4 semanas que dura el Maratón (y esto asumiendo que siempre lo tiraremos al reciclaje). Con unos 14.000 trabajadores al conjunto del Ayuntamiento y entes dependientes, estaríamos hablando de 6.300 kg CO2 en solo 4 semanas.

3. Apagar la calefacción por la noche y cuando no quede nadie a casa, y limitar la temperatura a 19 °C (programar el termostato para que sea automático). Una temperatura menor por la noche (entre 15 y 19 °C y por tanto, por debajo de la temperatura considerada de confort) mejora la calidad del sueño y nuestra salud. Si no estamos en casa, mantenerla caliente no aporta ninguna comodidad. Por último, incrementar un grado la temperatura de consigna de la calefacción puede suponer un aumento del consumo de energía de entre un 7 y un 8%.

4. Bajar y subir por las escaleras. Subir en ascensor 4 plantas consume aproximadamente el mismo que tener una bombilla incandescente de 60 W encendida durante una hora. Aparte de ahorrar energía, utilizando las escalas hacemos salud.

5. Borrar fotos y otros contenidos digitales innecesarios de la nube. El almacenamiento de contenidos a la nube consume energía, no solo por el funcionamiento de los servidores, sino también para mantener la climatización de las salas donde se encuentran. Si nos aseguramos de no guardar información redundante o innecesaria evitaremos tener que instalar nuevos servidores, y su consumo energético asociado.

6. Limitar la duración de la ducha a 5 minutos. Cada minuto que alargamos la ducha puede suponer unos 9 litros de agua, casi un 10% del consumo de agua por persona establecido como objetivo en el Plan de Acción por la Emergencia Climática. Si cerramos el agua mientras nos enjabonamos, todavía ahorraremos más. No derrochar el agua ahora nos puede ayudar a no tener que sufrir restricciones más adelante. Además del consumo de agua, durante el invierno cada minuto de ducha con agua caliente consumimos la energía equivalente a casi 4 horas de funcionamiento de la nevera, el electrodoméstico que más electricidad consume al hogar a lo largo del año.

7. Otras acciones que podemos hacer tanto para aumentar el nivel de sensibilización hacia el cambio climático como para reducir emisiones más allá de la energía o con pequeñas inversiones incluyen:

• Hacer el seguimiento de consumo energético a través de “e-distribución” y mirar los consumos horarios y demanda de potencia instantánea y revisar las facturas del gas para aprender como consumo energía.
• Cambiar a LED las bombillas incandescentes y halógenas que todavía quedan en casa (no hay que esperar a que se fundan).
• Desplazarme a pie o en bicicleta.
• Reducir el consumo de alimentos animales a una vez al día (sí, el embutido también cuenta).
• Iniciar un huerto en la azotea o plantar un árbol.
• Compartir mi compromiso con los míos y en mis redes sociales.
• Dedicar 10 minutos a la reunión de equipo a hablar de las acciones que hacemos para luchar contra la emergencia climática.
• Apagar el piloto de las pantallas, el ratón y el teclado inalámbricos mientras no los utilizo.
• Limitar la compra de ropa a 3 piezas nuevas por año o bien comprar de segunda mano.
• Investigar si es posible instalar placas solares en mi comunidad.
• Contratar electricidad con garantía de origen renovable.
• Usar los aparatos electrónicos un mínimo de 7 años.
• Tener en cuenta la etiqueta energética, pero también la medida cuando tenga que renovar los electrodomésticos (un electrodoméstico eficiente, pero más grande, puede consumir más).
• Valorar la necesidad real de tener un coche de uso particular.
• No coger ningún vuelo durante el próximo año.